En
el salón comunal, condecorado con gusanos de pino, globos y acordeones de papel
de china, se aprestan a celebrar uno de los principales actos de la feria
tradicional del pueblo, acto social, popular que hace interesante la tradición
del que hacer religioso y político. Es muestra de la celebración mas importante
de la comunidad, es la fiesta del Santo patrono de la villa, que año con año
lleva alegría y esparcimiento a los lugareños, que además de verse en un
período de solas y esparcimiento son visitados por turistas de todas las
latitudes y de las comunidades circunvecinas.
Es
una de las fiesta que se ve engalanada ramilletes de flores, con la
presentación de todas las guapas chicas casaderas, que se estrenan coquetamente
a la vida social, es todo un acontecimiento, emoción que por una vez en la vida
da brillo a la muchachada que renace en vestidos de gala que se lucen, engalanados
con muchos fustanes, moñas multicolores, producción de las costureras de la
comarca que haciendo gala de habilidad usan los modelitos sacado de las últimas
revistas de modas traídas de otras latitudes.
Incluyendo
el magno evento la fiesta de coronación de la Reina de belleza, de la Señorita simpatía y de la
madrina de deportes, es todo un acontecimiento que hace participar a todo el
pueblo en las actividades de deportes y sobre todo culturales, que acercan a la
participación de las personalidades del ámbito municipal, los coterráneos que
viven en otras lugares y las autoridades
del departamento
El
alcalde, de basta barriga, que la rodea con un cinto de cuero adornado con un
chorro de jaretas de balas y su .45 con cacha de concha nácar, como personaje,
en su curul, observa a las lozanas muchachas participantes y se saborea en el
momento en que se entorcha la punta de su repoblado mostacho. Con el inicio de
la música, se envalentona sobre la tarima, se alza los calzones a través del
cinturón y carraspeando al acercase al micrófono para iniciar el acto, es todo un
pavo real contorneándose en el momento del discurso y la colocada de la banda
conmemorativa. Después de la felicitación, le da un apretado abrazo que dura
mas de lo normal, la hermosa muchacha, ganadora del concurso, se arregla su
vestido y saluda al público. Ella, además de ser la mas bonita, fue la que hizo
la mejor campaña, juntó mas pisto para comprar los votos, cuya ventaja fue tener
de pariente a algún funcionario patrocinador, que la uso como propaganda del
partido que lo promueve. Es la sonriente soberana, con un bouquet en la mano,
que saluda alegremente...
El
diputado distrital, a su diestra, le coquetea al invitarla a recibir la corona de distinción, le ensambla
un sonoro beso, aprovechándose de las circunstancias. La joven que a pesar de
guardar la apariencia se sonríe, hace una agria respuesta, mientras se limpia
con el dorso de la manga de sus guantes de tres cuartos de brazo. La corona es
colocada sobre el bello peinado en forma de turbante.
Las
bandas y los diplomas son entregados a las restantes chicas participantes, tras
los aplausos de aprobación de las damas de honor, como siempre hay alguien que
grita enardecido su inconformidad por la premiación, pero la bulla le hace
callar... ¡Viva la Reina!
Es la cantaleta.
El
alcalde levanta la mano, La Ecos del Pacífico, marimba
del lugar, se hecha a volar, con un vals, para que el baile sea roto, la reina
hace su iniciativa junto a su joven caballero a quien la corbata le queda
ceñida al pescuezo y le levanta las orillas del cuello de la camisa almidonada,
este sacude su desteñido tacache azul y se lanzan al ruedo. Se inicia entonces
la barrida de las hojas de pino que cubren el piso del salón, el maravilloso
olor que desprende, le dan un aspecto especial y aromático a los rincones del
salón. Poco a poco se van agregando otras parejas, el cantineador del maestro
que siempre le hecha ojos a las mozuelas de pelo canche, se lanza al ruedo con
una chica, los pequeños juguetones usan la pista para resbalarse y amontonarse
en la alfombra del despenicado pino.
Los
valientes muchachos de sombreros de palma que mostrando su hombría se recuestan
en el mostrador donde sirven las bebidas, empinándose las cervezas, se ponen como
en vitrina, para que las muchachas atrevidas aglomeradas en un grupo al otro
lado de la sala, les hagan movimientos de coquetería, caídas de ojos etc. Para
ver si alguno rogado, se anima a solicitarlas en un baile.
La
pachanga aumenta en clientes y en acalorada competencia de danzarines, aunque
los chicos esperan que conecten las bocinas para que el espacio permita que la disco truene con sus ritmos
estrafalarios, luces de colores, reflectores que como espejos, lanzan sus
destellos sobre las mesas de los asistentes. Los miembros de la marimba se ven
conminados a sentarse o hacer mas largo su reposo de intermedio.
Una vez iniciado el escandaloso ruido, las
parejas de patojos brincan como que se hubiesen parado en un hormiguero,
levantando las manos para halarse los espíritus en loco frenesí. Que bailes son
esos, se comentan las señoras que desde las ventanas del salón vigilan a sus hijas
que se envuelven en giratorias volteretas en el centro de la pista. Mas de una
inocente chiquita se retorna a las naguas de la nana al verse menospreciada
viendo que no puede o el baile no es de su complacencia.
La
mesa principal se ve poblada de botellas de guaro e infinidad de latas de
cerveza, el padrino de la soberana con el nudo de la corbata a media camisa y
con el saco hecho nudo en el respaldo de la silla, se entonan para cantar su
borrachera. El cura en ceremonial charla con las damas fufurufas, le hacen
partícipe de las últimas novedades del mandado, los sustos a la orden del día,
sorpresa un bajón de la energía eléctrica pone en suspenso a todo el mundo, La Reina con las enaguas en la
mano grita asustada por el apagón, corre hacía la entrada del salón previendo
cualquier inconveniente, el silencio no se hace esperar seguido de un ¡Ahhhh!,
de la muchachada.
Las
viejas cuchichean, en búsqueda de las hijas, quienes se ven desprotegidas en la
oscurana, una manita por allí, otra sobigiadita con grito mas allá, hasta que
la luz es restablecida, los patojos como inocentes se salen a fumar un
cigarrillo, para dar a entender un yo no fui!
Allí
empiezan los caídos, los que no alcanzaron a llegar a la puerta, quedándose a
media sala en tropezones estrepitoso, los otros llevados en zopilotillo son
evacuados hasta depositarlos en las aceras de la calle, para que el efecto del
exceso de los guaros, le transforme de borrachera a irreparable mona y finalice
con una sutil goma.
Las
hojas de tamal empiezan a soltarse, aunadas a los trozos de pollo con ensalada
de verduras con mayonesa, plato tradicional que circula entre los comensales,
en la mesa de las autoridades se sirven con cubiertos de metal, junto a las
canastas de pan pirujo y en rodajas del llamado pan de sándwich. Especial para
gente importante.
Las
grandes ollas de fresco de horchata servidas en vasos de plástico, para
acompañar la comida de los niños y las patojas, que se sientan en el puro suelo
a disfrutar su alimento, mientras la marimba se adorna con una melodía de
tranquilo reposo.
La
mañana se ha despertado como después de una batalla, los perros desayunan de
restos de los platos que quedaron a medio andar, los volcanes de pino se han acomodado
en los rincones donde mas de algún parroquiano no logró regresar a casa y se
quedó embrocado acompañado de Morfeo.
En
la calle de enfrente una señora con un canasto cubierto de mantas de colores,
surte de atol blanco con frijoles para arrestar la resaca, con los que aun
perdidos arremeten en los callejones circunvecinos, buscando como abotonarse la
camisa o encasquetarse los zapatos que perdieron en el jolgorio.
En
el recinto de una casa una voz femenina, argumenta a grito pelado.
--- ¡No te da vergüenza! Patricia,
mirá la hora que viniste, hecha un esperpento, desarreglada y con olor a
cerveza. ¡Hummm...! en mis tiempos mi mama me hubiese dado una tremenda tunda….
---Mamá, no es para tanto, eso de
ser REINA, es una vez en la vida…
--- Eso de la feria, me pone como la
ching…!, menos mal que es una sola vez al año, volveme a pedir permiso, vas a
ver? ---
Se
deja escuchar un sopapo.
--- ¡Ayyy!--- grita la chica---Mamá,
como que usted nunca fue joven…---
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