domingo, 21 de julio de 2013

VIVA LA REINA.



          En el salón comunal, condecorado con gusanos de pino, globos y acordeones de papel de china, se aprestan a celebrar uno de los principales actos de la feria tradicional del pueblo, acto social, popular que hace interesante la tradición del que hacer religioso y político. Es muestra de la celebración mas importante de la comunidad, es la fiesta del Santo patrono de la villa, que año con año lleva alegría y esparcimiento a los lugareños, que además de verse en un período de solas y esparcimiento son visitados por turistas de todas las latitudes y de las comunidades circunvecinas.
          Es una de las fiesta que se ve engalanada ramilletes de flores, con la presentación de todas las guapas chicas casaderas, que se estrenan coquetamente a la vida social, es todo un acontecimiento, emoción que por una vez en la vida da brillo a la muchachada que renace en vestidos de gala que se lucen, engalanados con muchos fustanes, moñas multicolores, producción de las costureras de la comarca que haciendo gala de habilidad usan los modelitos sacado de las últimas revistas de modas traídas de otras latitudes.
          Incluyendo el magno evento la fiesta de coronación de la Reina de belleza, de la Señorita simpatía y de la madrina de deportes, es todo un acontecimiento que hace participar a todo el pueblo en las actividades de deportes y sobre todo culturales, que acercan a la participación de las personalidades del ámbito municipal, los coterráneos que viven en otras lugares y  las autoridades del departamento
          El alcalde, de basta barriga, que la rodea con un cinto de cuero adornado con un chorro de jaretas de balas y su .45 con cacha de concha nácar, como personaje, en su curul, observa a las lozanas muchachas participantes y se saborea en el momento en que se entorcha la punta de su repoblado mostacho. Con el inicio de la música, se envalentona sobre la tarima, se alza los calzones a través del cinturón y carraspeando al acercase al micrófono para iniciar el acto, es todo un pavo real contorneándose en el momento del discurso y la colocada de la banda conmemorativa. Después de la felicitación, le da un apretado abrazo que dura mas de lo normal, la hermosa muchacha, ganadora del concurso, se arregla su vestido y saluda al público. Ella, además de ser la mas bonita, fue la que hizo la mejor campaña, juntó mas pisto para comprar los votos, cuya ventaja fue tener de pariente a algún funcionario patrocinador, que la uso como propaganda del partido que lo promueve. Es la sonriente soberana, con un bouquet en la mano, que saluda alegremente...
          El diputado distrital, a su diestra, le coquetea al invitarla a  recibir la corona de distinción, le ensambla un sonoro beso, aprovechándose de las circunstancias. La joven que a pesar de guardar la apariencia se sonríe, hace una agria respuesta, mientras se limpia con el dorso de la manga de sus guantes de tres cuartos de brazo. La corona es colocada sobre el bello peinado en forma de turbante.
          Las bandas y los diplomas son entregados a las restantes chicas participantes, tras los aplausos de aprobación de las damas de honor, como siempre hay alguien que grita enardecido su inconformidad por la premiación, pero la bulla le hace callar... ¡Viva la Reina! Es la cantaleta.
          El alcalde levanta la mano,  La Ecos del Pacífico, marimba del lugar, se hecha a volar, con un vals, para que el baile sea roto, la reina hace su iniciativa junto a su joven caballero a quien la corbata le queda ceñida al pescuezo y le levanta las orillas del cuello de la camisa almidonada, este sacude su desteñido tacache azul y se lanzan al ruedo. Se inicia entonces la barrida de las hojas de pino que cubren el piso del salón, el maravilloso olor que desprende, le dan un aspecto especial y aromático a los rincones del salón. Poco a poco se van agregando otras parejas, el cantineador del maestro que siempre le hecha ojos a las mozuelas de pelo canche, se lanza al ruedo con una chica, los pequeños juguetones usan la pista para resbalarse y amontonarse en la alfombra del despenicado pino.
          Los valientes muchachos de sombreros de palma que mostrando su hombría se recuestan en el mostrador donde sirven las bebidas, empinándose las cervezas, se ponen como en vitrina, para que las muchachas atrevidas aglomeradas en un grupo al otro lado de la sala, les hagan movimientos de coquetería, caídas de ojos etc. Para ver si alguno rogado, se anima a solicitarlas en un baile.
          La pachanga aumenta en clientes y en acalorada competencia de danzarines, aunque los chicos esperan que conecten las bocinas para que el espacio  permita que la disco truene con sus ritmos estrafalarios, luces de colores, reflectores que como espejos, lanzan sus destellos sobre las mesas de los asistentes. Los miembros de la marimba se ven conminados a sentarse o hacer mas largo su reposo de intermedio.
           Una vez iniciado el escandaloso ruido, las parejas de patojos brincan como que se hubiesen parado en un hormiguero, levantando las manos para halarse los espíritus en loco frenesí. Que bailes son esos, se comentan las señoras que desde las ventanas del salón vigilan a sus hijas que se envuelven en giratorias volteretas en el centro de la pista. Mas de una inocente chiquita se retorna a las naguas de la nana al verse menospreciada viendo que no puede o el baile no es de su complacencia.
          La mesa principal se ve poblada de botellas de guaro e infinidad de latas de cerveza, el padrino de la soberana con el nudo de la corbata a media camisa y con el saco hecho nudo en el respaldo de la silla, se entonan para cantar su borrachera. El cura en ceremonial charla con las damas fufurufas, le hacen partícipe de las últimas novedades del mandado, los sustos a la orden del día, sorpresa un bajón de la energía eléctrica pone en suspenso a todo el mundo, La Reina con las enaguas en la mano grita asustada por el apagón, corre hacía la entrada del salón previendo cualquier inconveniente, el silencio no se hace esperar seguido de un ¡Ahhhh!, de la muchachada.
          Las viejas cuchichean, en búsqueda de las hijas, quienes se ven desprotegidas en la oscurana, una manita por allí, otra sobigiadita con grito mas allá, hasta que la luz es restablecida, los patojos como inocentes se salen a fumar un cigarrillo, para dar a entender un yo no fui!
          Allí empiezan los caídos, los que no alcanzaron a llegar a la puerta, quedándose a media sala en tropezones estrepitoso, los otros llevados en zopilotillo son evacuados hasta depositarlos en las aceras de la calle, para que el efecto del exceso de los guaros, le transforme de borrachera a irreparable mona y finalice con una sutil goma.
          Las hojas de tamal empiezan a soltarse, aunadas a los trozos de pollo con ensalada de verduras con mayonesa, plato tradicional que circula entre los comensales, en la mesa de las autoridades se sirven con cubiertos de metal, junto a las canastas de pan pirujo y en rodajas del llamado pan de sándwich. Especial para gente importante.
          Las grandes ollas de fresco de horchata servidas en vasos de plástico, para acompañar la comida de los niños y las patojas, que se sientan en el puro suelo a disfrutar su alimento, mientras la marimba se adorna con una melodía de tranquilo reposo.
          La mañana se ha despertado como después de una batalla, los perros desayunan de restos de los platos que quedaron a medio andar, los volcanes de pino se han acomodado en los rincones donde mas de algún parroquiano no logró regresar a casa y se quedó embrocado acompañado de Morfeo.
          En la calle de enfrente una señora con un canasto cubierto de mantas de colores, surte de atol blanco con frijoles para arrestar la resaca, con los que aun perdidos arremeten en los callejones circunvecinos, buscando como abotonarse la camisa o encasquetarse los zapatos que perdieron en el jolgorio.
          En el recinto de una casa una voz femenina, argumenta a grito pelado.
--- ¡No te da vergüenza! Patricia, mirá la hora que viniste, hecha un esperpento, desarreglada y con olor a cerveza. ¡Hummm...! en mis tiempos mi mama me hubiese dado una tremenda tunda….
---Mamá, no es para tanto, eso de ser REINA, es una vez en la vida…
--- Eso de la feria, me pone como la ching…!, menos mal que es una sola vez al año, volveme a pedir permiso, vas a ver? ---
          Se deja escuchar un sopapo.
--- ¡Ayyy!--- grita la chica---Mamá, como que usted nunca fue joven…---

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