lunes, 8 de julio de 2013

LA HISTORIA DE MIS MUSAS



          Los ángeles míticos se echaron a volar, musas que circulando en los picos de las montañas son las inspiradoras de los poetas legos que se encuentran engarzadas en los algodones de las vibras de las nubes que se arremolinaban en ideas contundentes de los girasoles que le dan paso a los sentimientos. Con garbo se balanceaban en los cielos, en los acrósticos llenos de armonía de los cantos que suben como escritos del bosque de las ilusiones.
          La ciudadela mágica se despoja del vaho, a la salida del astro sol, que desperezando a los vivientes, los hacen ponerse en movimiento para ocuparse de sus labores, tanto del campo, como de la inspiración de las artes. Entre ellos los querubines juguetones incursionan en los acústicos mantos para soplar sus flautas de colores que dibujaban en notas de pentagrama, en un solfeo armónico, tras la batuta de los magos directores del grupo.
          Todos los pensamientos añoran hacer aflorar en los papiros de blancas hojas, apuntando desde los instrumentos que manchados de la indeleble tinta marcan el paso de las letras cursivas sobre una de sus caras. Las ideas saltan de consuelo y alegría al apoderarse del espacio, que en consabido orden forman las frases que dan vida a las inspiraciones dictadas por las hadas. Leyendas de estética prosa que relatan la vida, consagrada historia de aventuras y sin sabores de un épico personaje de corcel engalanado con escudos de armas, lanzas y flechas, cabalgando con espíritu en pos de salvar a una princesa cautiva de sus pecados, envuelta en tragedia de los dragones de fuego que resguardaba su cautiverio.
          Las fábulas se enternecen cuando los pegazos corretean en las praderas imaginando las pinceladas de verde musgo que pintan el escenario de las praderas, adornadas de ramos de flores de agapanto, que hacen relucir su morado en las coronas de las gráciles figuras de los cisnes que se desplazan elegantemente por el espejo de las aguas de la quieta laguna.
          El valle de las sirenas, donde los remansos del río, se hace cascada y los engramillados disponen de mantos que contienen canastas de manzanas, junto a cristalinas copas de aperitivos espumantes que hacen disfrutar una exquisita comilona de cándidas doncellas, que danzan al unísono, en el tono frágil de un violín, acompañadas de los pavo reales con su abanico en flor, mostrando su señorío.
          Mientras los cervatillos se asoman tímidos detrás de los troncos de los cedros, esperando el compás de las arpas de los angelitos que revolotean en el entorno. Dando rondas tomados de la mano, para saludar a los animalitos que observan desde sus escondrijos.
          Los caballetes con lienzos en blanco, en la espera que un ágil pintor, se haga cargo del ideario de un paisaje  o del mítico retrato de una dama, el desnudo de la concubina o la naturaleza muerta de un florero. Viejos recuerdos de un poema que hace vibrar la historia de un amor, de un Casanova, los atributos tras los velos de una odalisca, o la belleza de un caserío en las faldas de un volcán.
          El juego de pinceles que se arremangan de oleos para desplazarse en una manta, contando la historia de una vago escritor que canta detrás de sus escritos la prosa que le da vida a un instante, recodos de diseño, de tonalidades de pintas que resaltan, la expresión de un rostro o la mirada pícara de una cortesana.
          El alma vibrante del hormigo tableteando su sonsonete y melancólicamente hace respirar con sus múltiples baquetas que le rascan las teclas, las hacen bailan en ritmo de seis por ocho y complacen con los valses inmortales en la danza de  los minutos. Otra de las grandes narrativas de cada uno de las provincias, que llevan su nombre en las notas musicales de los corridos del canta autor José E. Monzón.
          Papel y lápiz, que se conjugan para expresar extrañas anécdotas, que te llevan por las emocionantes estampas de historias de muertos y aparecidos, almas en pena que recorren los cabildos y los rincones de viejos edificios, contemplados en una ciudad tan vieja como la época de la colonia. Narrativas,  acontecimientos, que nos llevan una estampa de la historia de un amor o pensamientos de una vida plagada de aventuras, jocosas fábulas, astutos juegos de una retórica que va mas allá de los deseos de un artista. Viajes trascendentales con pinceladas de picardía que nos juega el hermoso lenguaje, al describir tontos pasajes con la ayuda de una palabra en doble sentido o golpes que provocan risa en no previstas actitudes de los actores.
          Y los ángeles míticos que se han tornado musas, deambulan alrededor de los cerebros, insinuando, provocando la lluvia de sonidos, convertidos en palabras que estimulan las neuronas para llegar al centro de la vida, en el núcleo de la creación, que se convierte en música, pintura y letras, que al vertirse en papel, se deberían de  volver imperecederos, si son disfrutados por la audiencia y soportan los embates de la crítica.
   


  

No hay comentarios:

Publicar un comentario