Los
ángeles míticos se echaron a volar, musas que circulando en los picos de las
montañas son las inspiradoras de los poetas legos que se encuentran engarzadas en los
algodones de las vibras de las nubes que se arremolinaban en ideas contundentes
de los girasoles que le dan paso a los sentimientos. Con garbo se balanceaban
en los cielos, en los acrósticos llenos de armonía de los cantos que suben como
escritos del bosque de las ilusiones.
La
ciudadela mágica se despoja del vaho, a la salida del astro sol, que
desperezando a los vivientes, los hacen ponerse en movimiento para ocuparse de
sus labores, tanto del campo, como de la inspiración de las artes. Entre ellos
los querubines juguetones incursionan en los acústicos mantos para soplar sus
flautas de colores que dibujaban en notas de pentagrama, en un solfeo armónico,
tras la batuta de los magos directores del grupo.
Todos
los pensamientos añoran hacer aflorar en los papiros de blancas hojas,
apuntando desde los instrumentos que manchados de la indeleble tinta marcan el
paso de las letras cursivas sobre una de sus caras. Las ideas saltan de
consuelo y alegría al apoderarse del espacio, que en consabido orden forman las
frases que dan vida a las inspiraciones dictadas por las hadas. Leyendas de
estética prosa que relatan la vida, consagrada historia de aventuras y sin
sabores de un épico personaje de corcel engalanado con escudos de armas, lanzas
y flechas, cabalgando con espíritu en pos de salvar a una princesa cautiva de
sus pecados, envuelta en tragedia de los dragones de fuego que resguardaba su
cautiverio.
Las
fábulas se enternecen cuando los pegazos corretean en las praderas imaginando
las pinceladas de verde musgo que pintan el escenario de las praderas, adornadas
de ramos de flores de agapanto, que hacen relucir su morado en las coronas de
las gráciles figuras de los cisnes que se desplazan elegantemente por el espejo
de las aguas de la quieta laguna.
El
valle de las sirenas, donde los remansos del río, se hace cascada y los engramillados
disponen de mantos que contienen canastas de manzanas, junto a cristalinas
copas de aperitivos espumantes que hacen disfrutar una exquisita comilona de
cándidas doncellas, que danzan al unísono, en el tono frágil de un violín,
acompañadas de los pavo reales con su abanico en flor, mostrando su señorío.
Mientras
los cervatillos se asoman tímidos detrás de los troncos de los cedros,
esperando el compás de las arpas de los angelitos que revolotean en el entorno.
Dando rondas tomados de la mano, para saludar a los animalitos que observan
desde sus escondrijos.
Los
caballetes con lienzos en blanco, en la espera que un ágil pintor, se haga
cargo del ideario de un paisaje o del
mítico retrato de una dama, el desnudo de la concubina o la naturaleza muerta
de un florero. Viejos recuerdos de un poema que hace vibrar la historia de un
amor, de un Casanova, los atributos tras los velos de una odalisca, o la
belleza de un caserío en las faldas de un volcán.
El
juego de pinceles que se arremangan de oleos para desplazarse en una manta,
contando la historia de una vago escritor que canta detrás de sus escritos la
prosa que le da vida a un instante, recodos de diseño, de tonalidades de pintas
que resaltan, la expresión de un rostro o la mirada pícara de una cortesana.
El
alma vibrante del hormigo tableteando su sonsonete y melancólicamente hace respirar
con sus múltiples baquetas que le rascan las teclas, las hacen bailan en ritmo
de seis por ocho y complacen con los valses inmortales en la danza de los minutos. Otra de las grandes narrativas
de cada uno de las provincias, que llevan su nombre en las notas musicales de
los corridos del canta autor José E. Monzón.
Papel
y lápiz, que se conjugan para expresar extrañas anécdotas, que te llevan por
las emocionantes estampas de historias de muertos y aparecidos, almas en pena
que recorren los cabildos y los rincones de viejos edificios, contemplados en
una ciudad tan vieja como la época de la colonia. Narrativas, acontecimientos, que nos llevan una estampa
de la historia de un amor o pensamientos de una vida plagada de aventuras,
jocosas fábulas, astutos juegos de una retórica que va mas allá de los deseos
de un artista. Viajes trascendentales con pinceladas de picardía que nos juega
el hermoso lenguaje, al describir tontos pasajes con la ayuda de una palabra en
doble sentido o golpes que provocan risa en no previstas actitudes de los
actores.
Y
los ángeles míticos que se han tornado musas, deambulan alrededor de los
cerebros, insinuando, provocando la lluvia de sonidos, convertidos en palabras
que estimulan las neuronas para llegar al centro de la vida, en el núcleo de la
creación, que se convierte en música, pintura y letras, que al vertirse en
papel, se deberían de volver
imperecederos, si son disfrutados por la audiencia y soportan los embates de la
crítica.
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