Tirado
en el suelo, un vaso de gaseosa, un cenicero lleno de envoltorios de dulces de
sabores, una caja de las de pizza a domicilio, con la tapa levantada, con
sendos trozos a medio comer. Un cartón de letras y letreros de la llamada Guija,
debajo de las patas de una silla, con
una copa de vidrio que permanecía arrimada a una lámpara de gas que aun
prendida, con el vidrio aun manchado de hollín.
Carmelina,
la sirvienta, entró a la habitación, a realizar su labor diaria de limpieza, se
asombró ante el descomunal desorden, se detuvo por un momento a medio salón,
recostándose sobre el palo de la escoba, se quedo meditando, movía su cabeza en
un decir no, sobre lo que podría haber sucedido la noche anterior.
Recogió
la lámpara y la apagó, luego con la caja de comida, la colocó sobre un
escritorio, volteando a ver como quien dice sino hay nadie, agarró un pedazo le
dio una mordida, luego lo envolvió en una servilleta guardándolo en el bolso de
su delantal. Como que el bocado de la pasta le había producido la energía
necesaria para principiar, agarró fuerza, campantemente se puso a barrer el
espacio, juntando las otras cosas que se encontró regadas, al observar la tabla
de cartón del juego, lo vio, luego lo dobló en dos, poniéndolo en la repisa junto a la ventana de
la habitación.
En
el pasón de las hebras de raíz de la escoba, topó con la copa, esta rodó, hasta
meterse debajo de un librero que se recostaba en la esquina, diligente se
agachó y metiendo la mano debajo del mueble, no alcanzó a encontrarla, por lo
que recostó la cara cerca del piso, sin lograr verla. En ese instante un
calofrío le recorrió el cuerpo, que la hizo levantarse de un brinco, se retiró,
se tornó temerosa, asustada, pero viendo la necesidad de terminar su oficio
repasó un tanto aligerada los arrastres con la escoba sin llegar a todos los
rincones. Esa espinita de intranquilidad le quedó en la conciencia, se apresuró en colocar las cosas en su lugar
y en un decir amén y sin sacudir los muebles, abandonó el cuarto.
Al
filo de las 2 de la tarde, las dos niñas, por cierto, gemelas de 14 años,
regresaron bulliciosas de su día de escuela. Comentaban, entre otras cosas, las
miradas del chico de la cuadra, los piropos del muchacho de la clase del grado
superior, a quien calificaban de cuadrado, en fin en tono de sonrisa, con la
alegría que les caracterizaba, ingresaron aun vestidas en sus cuadriculados uniformes escolares de celeste
y blanco, su felicidad expresaba su calidad de vida, así como su feliz del acontecer
del día. Penetraron a su habitación, de
donde pasados unos cuantos minutos ambas salieron coquetamente transformadas,
jeans apretado y sudadero de última moda con el escudo de la Universidad la
una, la otra pantaloncitos cortos a
medio muslo, con un top color turquesa, que le cubría discretamente el sostén
de sus incipientes senos.
Directo
al comedor donde la madre les esperaba con la comida servida, después de
mostrarle su cariño y un tierno saludo, se dispusieron en sus respectivos
sitios alrededor de la mesa.
--- Niñas….como que se durmieron ya
tarde anoche, verdad? ---
--- Si, mamá, estudiando, además que
le teníamos que ayudar a Luky con la presentación que tiene que hacer el
próximo lunes.---
--- Y seguro que se quemaron las
pestañas.--- insistió jocosamente.
--- Claro madre, o acaso no somos
buenas estudiantes?---
--- Hummm.....!, me imagino. Oiganme
Y que tanto hacían que les escuchaba en una gran alharaca y gritería a eso de
la media noche.
--- Es que en un rato de descanso,
nos pusimos en el suelo a contar cuentos, luego dispusimos jugar con la guija, apagamos
la luz y con la llama de una lámpara, nos apostamos recostadas en el piso, a media luz… No se imagina que fue lo nos
pasó….
“Acostadas
en una alfombra, las tres chicas, curiosamente experimentaban, con una pequeña
copa de vidrio sobre un tablero de letras, La Guija, habían colocado cada una de ellas su dedo
índice sobre la orilla del vaso pequeño, luego de un rato de estar chanceando
con risas y bromas, asombradas se percataron que la copa se movía por si sola,
recorriendo todo el espacio del alfabeto y los monosílabos de SI y NO en las
esquinas de la tabla. A un principio se asustaron, pero lo fueron tomando con
tranquilidad, conforme adquirieron confianza, principiaron a hacer preguntas,
se les veía realizadas al obtener respuesta.
Siempre
con el friíto que les soplaba por el cuello, se les ponía la piel de gallina, pero
le hicieron valor para inquirir por los chicos que les parecían guapos,
enamorados mas adecuados, candidatos para noviazgo, las respuestas fueron cada
vez mas agresivas y temerosas, hasta llegar al punto que les dio miedo, por lo que
ellas trataron de suspender la sesión, pero la copa siguió en frenético
movimiento apuntalando letras, formando palabras y frases que seguía en voz alta
una de las muchachas, que parecía estar en trance.
El
rechinido de la apertura de una puerta, les hizo asustarse de gran manera, las
tres entonces se abrazaron, al dirigir la mirada hacía donde se había producido
el ruido no lograron ver nada, el vasito como loco se colocaba en el centro,
como quien quiere seguir insistente en la comunicación a través del texto, que les
reflejaba.
---Queremos saber con quien nos
comunicamos…--- fue la pregunta de una de las niñas..
Temblando
de miedo hizo que una de las gemelas se soltara en llanto, mientras Luky, se
tapaba los ojos con ambas manos. La mas valiente, atenta a los movimientos,
enclavó los ojos en el tablero. Siguiendo los movimientos de la copa, esta se
arrastró sobre el cartón posándose en las siguientes letras: M, corrió al otro extremo y se colocó en la U, luego la E, seguidamente la
R, la T
por último retornó a la E.
---La MUERTE! --- Gritó
desaforada, mientras un manto de humo negro se posó indeleble sobre el espacio dando
una sensación de vacío. El vasito dio vuelta y luego rodó junto a la lámpara.
Los
gritos mas sensación de espeluznante miedo, las hizo que se levantaran muertas
de pánico y desbocadas se corrieran a refugiar en la habitación del dormitorio,
escondidas dentro de las chamarras de una de las camas, el trío se aculó,
mientras un misterioso ruido de arrastre de cadenas les confirmó la presencia
de algo sobre natural. Una voz de ultratumba resonó en pasillo.
--- ¡NO DEBERAN DE JUGAR CON LOS
ESPIRITUS, DEJENLOS DESCANSAR EN PAZ! ---
Y todo volvió a la calma.”
--- Fíjese pues mamá….
La
señora dando muestras de incredulidad, salió con la siguiente charada.
---Seguro que a la tal Luky nunca
mas le van a dar permiso de venir a quedarse a dormir, NO vino a estudiar,
llevaba las ojeras de desvelo hasta los cachetes y de ajuste la asustaron.---
--- Será mama, que eso es
posible.---
--- Bueno que les quede de lección
que deben de no meterse a jugar esas cosas.
En
el letargo de la entrada de la noche, un leve moviendo se produce en el
estudio, una copa rueda desde el interior de la base del mueble y se deposita
boca abajo, en el centro de la habitación, marcando el punto del portal del
miedo.