jueves, 24 de octubre de 2013

EL SACRIFICIO



          El espejo mostraba como después de una acción, la chica se acicalaba, el lápiz labial demarcaba las comisuras de derecha a izquierda, luego de frotar el labio inferior sobre el otro, que le daba el rojo carmesí a su boca.
          El cabello liso color amarillento se reposaba sobre los hombros, mientras con un cepillo sacudía desde la coronilla hacia abajo. La mano izquierda recogía la honda superior que aparecía en su frente y lo empujaba sobre la oreja para que retomara estilo. Apenas cubierta con ropa interior, el broche del sostén se mostraba como una línea  que apenas sostenía sin cubrír los exuberantes senos.
          El ring indicó, de alguien que se encontraba en el portón, ella cubriéndose a medias con los brazos se asomó por la ventana, corrió apenas la cortina y sacó la nariz. Un sujeto con sombrero color oscuro daba unas pequeñas vueltas en el portal, el abrigo que portaba mostraba gotas de lluvia que se precipitaban cubriendo las hombreras y la espalda, la noche aun estaba joven y la calle se comportaba en soledad en espera de la respuesta del timbre.
          Tomó Un pants deportivo y con alguna dificultad la subió, moviéndolo sobre sus piernas hasta las caderas, las cintas del elástico de la tanga, le insinuó apretado en lo rosado de la piel, demarcando como hilo dental que circulaba en medio de las caderas. Se alisó las arrugas de la prenda a los lados de los muslos y se arrebató en carrera en dirección de las gradas de su apartamento hasta la puerta.
          Alguien penetró a la habitación. Sin decir palabra el sujeto se sentó en un taburete sin quitarse el abrigo, colocó el sombrero sobre la mesa, una vez lo sacudió para botarle el agua. La chica regresó a su ritual frente al espejo, donde a través de un lápiz demarcó artísticamente sus pestañas.
--- No pensé que llegaría temprano… estaré lista en un instante.---
---hummm!!—un gemido se emitió por parte del fulano, que somataba los dedos sobre la mesa.
          Lo tosco del fulano que se escondía detrás de anteojos oscuros, se restregaba la cara alrededor de la mal cortada barba, cruzó la pierna y se acomodó, mientras la señora finalizaba el arreglo de su atuendo.
          Los zapatos de tacón de 20 centímetros, de lentejuelas color aqua salieron a relucir después de haberlos extraído de un cajón, calzándolos mientras se sostenía en el respaldo de una silla, recogió una chalina la que envolvió en su cuello. Pasó frente al espejo de la cómoda y se observó por detrás del hombro, para aprobar sus apretadas curvas.
          Ya en la calle, un auto oscuro aparcado junto a un poste de luz, la portezuela posterior derecha, se abrió de un empujón, la chica penetra y se acomoda en su interior con su grácil figura El sujeto de su compañía abre la portezuela delantera y se introduce pesadamente, cierra la ventana. El auto se pone en movimiento y abandona la calle con un chirrido de llantas. El parabrisas se sacude hacia ambos lados para eliminar las gotas de lluvia mientras acelera hasta llegar al entronque de la carretera.
          Adelante en el inicio de una hondonada, la luz de los faroles, se proyectan sobre el húmedo camino, mientras un autobús a alta velocidad les rebasa y los hace orillarse, por la estreches. El rótulo “AL LAGO”, señala una desviación que curvea en un mas angosto camino que de pronto se vuelve de terracería. Un arco de adobe muestra el frontispicio de un chalet, donde circulado de múltiples luces, aparece como un palacio en medio de la oscurana, el auto se aparca junto a una fuente, que un tanto deteriorada forma una glorieta, junto a la entrada del edificio, cubierta de hiedra y bougambilias..
          La joven es llevada hasta una de las habitaciones donde, se encuentra un sujeto aparentemente el anfitrión con un traje color crema, que luce una elegante bufanda de cuadros oscuros, junto a sus manos que amaneradamente los mueve con delicadeza le sale al encuentro.
---Mas bella que nunca…pero los detalles de tu vestido… déjame que yo los mejore--- mientras le toma de la mano, le besa ambos cachetes, luego le rodea el brazo y la transporta hasta donde se encuentra un vestidor detrás de un biombo.
--- Es importante darte un toque de  elegancia, en estas fiestas de mucho glamour. Es importante dar una buena impresión antes de  introducirte al maestro---
          Dos damas de compañía aparecen y por ordenes del encargado, ella es despojada de sus vestimentas y la transformación se lleva a cabo, con un lindo traje color salmón de seda cae a lo largo de su hermoso cuerpo mostrando sus esculturales curvas, el escote posterior le llega hasta inicio de las caderas, un peinado de turbante le da una elegancia extrema con un doble pijazo que muestra la exquisitez de sus muslos  como toque final, un collar de perlas oscuras es colocado en su cuello.
--- Un par de sandalias de pedrería, en lugar de esos horribles chanclas fucia…?
          En el inicio de la escalinata, los encargados recolectan los abrigos y atuendos de las damas que descienden  hasta el salón que luce espléndido adornando con pasamanos cubiertos de guirnaldas y rosas, las cortinas de vívidos colores un rasgo de intimidad al salón, los edecanes distribuyen las copas de los vinos espumantes y las ricas viandas. Al fondo en una mesa de grandes adornos se muestra una escultura de hielo que dibuja un cuerno de la abundancia, que se rodea de los platos de mariscos. Es donde grupos de elegantes señores se dedican a servirse cuanta golosina es mostrada así como comentar lo esplendido del banquete.
          Hizo su entrada triunfal, penetrando al salón principal, del brazo del anfitrión, se dirigió hasta el centro donde de espaldas, un personaje con un traje negro satinado, que departía solemnemente con un grupo de jovencitas que le rodean. Se acercaron atropelladamente.
---¡Maestro!--- le interrumpió el gourmet, a la vez que se introdujo en el círculo, desplazando a los presentes, grupo.---¡Sorpresa! ella es Maricielo, de quien te he estado comentando---
--- Buenas noches.---hace una pequeña reverencia y se sonroja al enfrentarlo.
--- Te has quedado corto, mi amigo.--- le toma de la mano y colocándola sobre su brazo, se separa del grupo y se dirige al balcón que da hacia donde el hermosos lago que le sirve de marco esplendoroso, con la luna encendida tímidamente en el horizonte.
          La música se hizo un ensueño y los acordes se hicieron desaparecer dentro de los asistentes de la fiesta. Como en un cuento de hadas, dentro de uno de los aposentos solamente una pareja se hace compañía en el escenario, las prendas de vestir dejan un guía dentro del desorden absoluto, rumbo al lecho.
          Las cortinas a medio cerrar, dejan un espacio de los primeros rayos del amanecer, el silencio se estremece con el tintineo de las campanas del reloj de pie, que marca las Cuatro. Un despertar que hace esfumarse en sus pensamientos, la amalgama de un beso, quizás una caricia que se borra entre los almohadones de plumas y las finas sábanas de seda de la suave cama.
          Maricielo se levanta de un salto, ha perdido la noción del tiempo, de primera instancia cubre su desnudez y con toda delicadeza se asoma al balcón, donde el viento frío se deja sentir en su transito a la mañana. Ella se sienta en la orilla del somier, la cabeza no la ha logrado poner en orden.
          Busca en los alrededores de la habitación, hasta encontrar su ropa, tras el biombo, la recoge y con una gran congoja en el corazón se viste, medio se arregla y repasa sus cabellos para ordenarlos. Junto a la mesa de noche encuentra un jarrón, que le sirve con una toalla para limpiarse la cara y se lo empina para dar un par de tragos de líquido. Un sobre de papel bond, tamaño oficio blanco se sostiene con la ramilla de una rosa roja, le enseña que se encuentra dirigido ha ella. Presta de curiosidad lo abre, en su interior un billete de cien dólares.
          Ya en la trayecto de tierra, camina en búsqueda de la salida, la solitaria calle, le conduce hasta donde en la carretera, tiene algo mas de vida, con sus zapatos en las manos y tratando de cubrir sus hombros , con los brazos transcurre el trayecto, hasta llagar hasta donde un bus de transporte le suena la bocina.
--- A la capital?. ---pregunta el brocha, que la urge a caminar rápido y a puros empujones la hace que se encarame.
          Un inoportuno celular suena dentro del bolsillo del pants, con mas que timidez lo prende y lo lleva hacia el oído.
--- ¡Mamá!--- una voz de un niño se deja escuchar.--- mamá, ya vas a venir a traerme, mira que la abuela ya se aburrió de cuidarme y tu dijiste….
--- Si, mi bebé, ya voy, en un rato estoy contigo y te llevo para la casa… Adiós mi amor!---
--- Si tu supieras los SACRIFICIOS que estoy dispuesta a hacer por ti!...
  


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