El
espejo mostraba como después de una acción, la chica se acicalaba, el lápiz
labial demarcaba las comisuras de derecha a izquierda, luego de frotar el labio
inferior sobre el otro, que le daba el rojo carmesí a su boca.
El
cabello liso color amarillento se reposaba sobre los hombros, mientras con un
cepillo sacudía desde la coronilla hacia abajo. La mano izquierda recogía la
honda superior que aparecía en su frente y lo empujaba sobre la oreja para que
retomara estilo. Apenas cubierta con ropa interior, el broche del sostén se
mostraba como una línea que apenas sostenía
sin cubrír los exuberantes senos.
El
ring indicó, de alguien que se encontraba en el portón, ella cubriéndose a
medias con los brazos se asomó por la ventana, corrió apenas la cortina y sacó
la nariz. Un sujeto con sombrero color oscuro daba unas pequeñas vueltas en el
portal, el abrigo que portaba mostraba gotas de lluvia que se precipitaban cubriendo
las hombreras y la espalda, la noche aun estaba joven y la calle se comportaba
en soledad en espera de la respuesta del timbre.
Tomó
Un pants deportivo y con alguna dificultad la subió, moviéndolo sobre sus
piernas hasta las caderas, las cintas del elástico de la tanga, le insinuó apretado
en lo rosado de la piel, demarcando como hilo dental que circulaba en medio de
las caderas. Se alisó las arrugas de la prenda a los lados de los muslos y se
arrebató en carrera en dirección de las gradas de su apartamento hasta la
puerta.
Alguien
penetró a la habitación. Sin decir palabra el sujeto se sentó en un taburete
sin quitarse el abrigo, colocó el sombrero sobre la mesa, una vez lo sacudió
para botarle el agua. La chica regresó a su ritual frente al espejo, donde a
través de un lápiz demarcó artísticamente sus pestañas.
--- No pensé que llegaría temprano…
estaré lista en un instante.---
---hummm!!—un gemido se emitió por
parte del fulano, que somataba los dedos sobre la mesa.
Lo
tosco del fulano que se escondía detrás de anteojos oscuros, se restregaba la
cara alrededor de la mal cortada barba, cruzó la pierna y se acomodó, mientras
la señora finalizaba el arreglo de su atuendo.
Los
zapatos de tacón de 20
centímetros, de lentejuelas color aqua salieron a
relucir después de haberlos extraído de un cajón, calzándolos mientras se sostenía
en el respaldo de una silla, recogió una chalina la que envolvió en su cuello.
Pasó frente al espejo de la cómoda y se observó por detrás del hombro, para
aprobar sus apretadas curvas.
Ya
en la calle, un auto oscuro aparcado junto a un poste de luz, la portezuela
posterior derecha, se abrió de un empujón, la chica penetra y se acomoda en su
interior con su grácil figura El sujeto de su compañía abre la portezuela
delantera y se introduce pesadamente, cierra la ventana. El auto se pone en
movimiento y abandona la calle con un chirrido de llantas. El parabrisas se
sacude hacia ambos lados para eliminar las gotas de lluvia mientras acelera
hasta llegar al entronque de la carretera.
Adelante
en el inicio de una hondonada, la luz de los faroles, se proyectan sobre el
húmedo camino, mientras un autobús a alta velocidad les rebasa y los hace
orillarse, por la estreches. El rótulo “AL LAGO”, señala una desviación que
curvea en un mas angosto camino que de pronto se vuelve de terracería. Un arco
de adobe muestra el frontispicio de un chalet, donde circulado de múltiples
luces, aparece como un palacio en medio de la oscurana, el auto se aparca junto
a una fuente, que un tanto deteriorada forma una glorieta, junto a la entrada
del edificio, cubierta de hiedra y bougambilias..
La
joven es llevada hasta una de las habitaciones donde, se encuentra un sujeto
aparentemente el anfitrión con un traje color crema, que luce una elegante
bufanda de cuadros oscuros, junto a sus manos que amaneradamente los mueve con
delicadeza le sale al encuentro.
---Mas bella que nunca…pero los
detalles de tu vestido… déjame que yo los mejore--- mientras le toma de la
mano, le besa ambos cachetes, luego le rodea el brazo y la transporta hasta
donde se encuentra un vestidor detrás de un biombo.
--- Es importante darte un toque de elegancia, en estas fiestas de mucho glamour.
Es importante dar una buena impresión antes de introducirte al maestro---
Dos
damas de compañía aparecen y por ordenes del encargado, ella es despojada de
sus vestimentas y la transformación se lleva a cabo, con un lindo traje color
salmón de seda cae a lo largo de su hermoso cuerpo mostrando sus esculturales
curvas, el escote posterior le llega hasta inicio de las caderas, un peinado de
turbante le da una elegancia extrema con un doble pijazo que muestra la
exquisitez de sus muslos como toque
final, un collar de perlas oscuras es colocado en su cuello.
--- Un par de sandalias de pedrería,
en lugar de esos horribles chanclas fucia…?
En
el inicio de la escalinata, los encargados recolectan los abrigos y atuendos de
las damas que descienden hasta el salón
que luce espléndido adornando con pasamanos cubiertos de guirnaldas y rosas, las
cortinas de vívidos colores un rasgo de intimidad al salón, los edecanes
distribuyen las copas de los vinos espumantes y las ricas viandas. Al fondo en
una mesa de grandes adornos se muestra una escultura de hielo que dibuja un
cuerno de la abundancia, que se rodea de los platos de mariscos. Es donde grupos
de elegantes señores se dedican a servirse cuanta golosina es mostrada así como
comentar lo esplendido del banquete.
Hizo
su entrada triunfal, penetrando al salón principal, del brazo del anfitrión, se
dirigió hasta el centro donde de espaldas, un personaje con un traje negro
satinado, que departía solemnemente con un grupo de jovencitas que le rodean. Se
acercaron atropelladamente.
---¡Maestro!--- le interrumpió el
gourmet, a la vez que se introdujo en el círculo, desplazando a los presentes,
grupo.---¡Sorpresa! ella es Maricielo, de quien te he estado comentando---
--- Buenas noches.---hace una
pequeña reverencia y se sonroja al enfrentarlo.
--- Te has quedado corto, mi amigo.---
le toma de la mano y colocándola sobre su brazo, se separa del grupo y se
dirige al balcón que da hacia donde el hermosos lago que le sirve de marco
esplendoroso, con la luna encendida tímidamente en el horizonte.
La
música se hizo un ensueño y los acordes se hicieron desaparecer dentro de los
asistentes de la fiesta. Como en un cuento de hadas, dentro de uno de los
aposentos solamente una pareja se hace compañía en el escenario, las prendas de
vestir dejan un guía dentro del desorden absoluto, rumbo al lecho.
Las
cortinas a medio cerrar, dejan un espacio de los primeros rayos del amanecer, el
silencio se estremece con el tintineo de las campanas del reloj de pie, que
marca las Cuatro. Un despertar que hace esfumarse en sus pensamientos, la
amalgama de un beso, quizás una caricia que se borra entre los almohadones de
plumas y las finas sábanas de seda de la suave cama.
Maricielo
se levanta de un salto, ha perdido la noción del tiempo, de primera instancia
cubre su desnudez y con toda delicadeza se asoma al balcón, donde el viento
frío se deja sentir en su transito a la mañana. Ella se sienta en la orilla del
somier, la cabeza no la ha logrado poner en orden.
Busca
en los alrededores de la habitación, hasta encontrar su ropa, tras el biombo,
la recoge y con una gran congoja en el corazón se viste, medio se arregla y
repasa sus cabellos para ordenarlos. Junto a la mesa de noche encuentra un
jarrón, que le sirve con una toalla para limpiarse la cara y se lo empina para
dar un par de tragos de líquido. Un sobre de papel bond, tamaño oficio blanco
se sostiene con la ramilla de una rosa roja, le enseña que se encuentra
dirigido ha ella. Presta de curiosidad lo abre, en su interior un billete de
cien dólares.
Ya
en la trayecto de tierra, camina en búsqueda de la salida, la solitaria calle,
le conduce hasta donde en la carretera, tiene algo mas de vida, con sus zapatos
en las manos y tratando de cubrir sus hombros , con los brazos transcurre el
trayecto, hasta llagar hasta donde un bus de transporte le suena la bocina.
--- A la capital?. ---pregunta el
brocha, que la urge a caminar rápido y a puros empujones la hace que se
encarame.
Un
inoportuno celular suena dentro del bolsillo del pants, con mas que timidez lo
prende y lo lleva hacia el oído.
--- ¡Mamá!--- una voz de un niño se
deja escuchar.--- mamá, ya vas a venir a traerme, mira que la abuela ya se
aburrió de cuidarme y tu dijiste….
--- Si, mi bebé, ya voy, en un rato
estoy contigo y te llevo para la casa… Adiós mi amor!---
--- Si tu supieras los SACRIFICIOS
que estoy dispuesta a hacer por ti!...
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